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¿Por dónde iba?

El precio de la información

Hace ya muchos años que el periodismo se ha convertido en un negocio. Las empresas periodísticas, como todas las empresas, tienen la rentabilidad económica como primer objetivo, aunque esto conlleve algunos matices en contra. Hay quien piensa que el periodismo, por la responsabilidad y repercusión social, e incluso económica y política que tiene, debe ser regido por otros intereses ajenos al mercado económico. Pero al fin y al cabo no deja de ser una empresa.

Una de las últimas cuestiones debatidas en torno a los intereses económicos de los medios de comunicación es la referida a la prensa digital. La mayoría de cabeceras que lanzaron su edición digital cobran por el acceso, parcial o total, a los contenidos. La verdad es que no resulta fácil aclarar cuál es el método que mejores resultado ha ofrecido hasta ahora, ya que los principales diarios nacionales han adoptado diferentes filosofías al respecto. Por una parte, el diario ElPaís.es, que empezó ofreciendo la totalidad de información gratuita, ha optado por ofrecer todos sus contenidos previo pago. Por otra parte, Abc.es ofrece a los lectores una serie de noticias de forma gratuita y exige abono para determinados servicios como la hemeroteca. Por último, podemos comprobar como el diario Elmundo.es, que ofrece un producto totalmente abierto, cobrando únicamente por los contenidos que aparecen en la edición impresa. Y parece que es el modelo que mejor han encajado los lectores, pues es el diario digital más leído por los españoles.

De este modo nos encontramos que existen diferentes criterios de entender la prensa en Internet. Es cierto que los diarios digitales dejaron de ser meras transcripciones de sus hermanos de papel, y se han convertido en medios independientes, que ofrecen distintas posibilidades y servicios, además de una información actualizada prácticamente en tiempo real. Y esto exige un gran esfuerzo económicopor parte de las cabeceras, que difícilmente se ve compensado por los ingresos obtenidos por la publicidad. De modo que puede parecer rentable y coherente cobrar por un trabajo bien hecho y por un servicio prestado. Sin embargo, hay que pensar que los usuarios de internet, ya pagan unas cantidades mensuales considerables por una conexión medianamente rápida, por lo que pocos son los que desean pagar más por estar informado. Y este hecho se agrava cuando existen multitud de lugares donde encontrar noticias gratis. Es cierto que se pretende cobrar por un servicio de calidad, pero no hay que olvidar que ofrecer un portal con gran parte de gratuidad, como hace El Mundo, consigue ganar lectores que, si quedan satisfechos, pueden interesarse por la edición escrita, y, además, consigue prestigio. Cada cual elige el método que mejor favorece sus intereses y encaja con su estrategia. Luego serán los lectores los que elijan lo que más les guste.

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