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¿Por dónde iba?

El problema de las etiquetas

Si hay una cosa clara que nos han enseñado materias no propiamente científicas como la Historia, es que las etiquetas no son capaces de abordar en su plenitud a la realidad que designan. Pero el ser humano –y las imposiciones de su naturaleza mental- se ve obligado a etiquetar con más o menos acierto las realidades que le rodean. Desde que la tecnología “doméstica” se ha adueñado de nuestras vidas, todo un elenco de nuevos términos han entrado en nuestro vocabulario habitual sin hacer ruido, aunque con firmeza. Y los aceptamos sin más resistencia sin detenernos a reflexionar sobre su origen, propiedad o significado.

El ciberperiodismo–junto a otros términos como periodismo electrónico, digital, multimedia…- han sido los elegidos por los hablantes castellanos para referirse a ese fenómeno que es el periodismo trasladado a Internet, en todas sus variedades y estilos. Ante la multitud de posibilidades que existen para nominar al periodismo propio de Internet, y a las cabeceras que en habitan en la red, los teóricos de la comunicación no terminan de llegar a un acuerdo. De entre todos, puede que el más apropiado sea el de "periodismo telemático", pues el término telemática, según la RAE, es la “aplicación de las técnicas de la telecomunicación y de la informática a la transmisión a larga distancia de información computarizada”, que encajaría muy bien con las nuevas formas de periodismo en Internet, caracterizado por incorporar audio, vídeo, infografía multimedia, etc. a los textos tradidicionales –también renovados gracias al hipertexto- Aunque hay que reconocer que el término ciberperiodismo es más utilizado por su mayor simplicidad y referencia al periodismo que “navega” en la red.

Por otro lado, está la cuestión de los nombres de los diarios que deciden lanzar una edición en Internet. ¿Cómo deberían llamarse? La mayoría de ellos eligen el "apellido" digital. Quizás esto quiere decir que cabría tener en cuenta una tercera opción como válida: “periodismo digital”. Puede que este sea el nombre más adecuado para un periodismo que ya traspasa Internet y se aloja en teléfonos móviles, PDA´s, etcétera. También se ajusta más a la realidad que otras opciones como “periodismo electrónico” y está más extendido entre los usuarios.

Proponer un nombre nuevo para este periodismo me parece, además de una pretensión muy alta por mi parte, innecesario, pues ya existen suficientes para crear las controversias que tanto gustan a los estudiosos. Además, no podemos ignorar que en multitud de ocasiones, el lenguajese abre paso sólo, erigiéndose vencedor el vocablo más utilizado por la sociedad –empezando por los medios y terminando en los niños-. Las etiquetas ya están puestas. Muchos historiadores han nominado con mayor distanciamiento de los hechos y han errado. ¿Habremos acertado nosotros?

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