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¿Por dónde iba?

El móvil, ¿medio o fin?

El móvil, ¿medio o fin? El teléfono móvil es quizás la mayor revolución tecnológicaque se ha dado hasta ahora a nivel mundial, pues el número de usuarios supera ampliamente al de de Internet, por ejemplo. En menos de un lustro, el teléfono móvil se ha convertido en un elemento cotidiano en la mayoría de la sociedad –desde los más jóvenes a los ancianos-, y su evolución ha ido a un ritmo vertiginoso.
Su desarrollo ha permitido que sus aplicaciones también hayan llegado hasta la esfera del periodismo. Por una parte, ha facilitado enormemente las comunicaciones instantáneas desde cualquier punto, especialmente en la radio, donde posibilita la participación de colaboradores y entrevistados en tiempo real. Por otra parte, los periódicos han apostado por el teléfono móvil como una canal más donde difundir las noticias. Diarios como El Mundo, El Paíso ABC ofrecen a sus lectores, a través de sus ediciones digitales, la posibilidad de recibir noticias vía SMS (noticias en texto) o MMS (noticias multimedia)). De este modo, la información puede llegar a cualquier parte, siempre a disposición del lector, que también puede seleccionar los temas que le resultan más interesantes para recibir en su terminal telefónico.
Para que esta serie de servicios haya alcanzado el éxito actual, ha sido necesario que el desarrollo técnico fuera avanzando. De este modo, la plataforma i-modeha hecho posible que desde el teléfono se pueda acceder a servicios como correo electrónico, canales de entretenimiento, noticias, etc…
Así, la inclusión de el móvil en a vida diaria y en la sociedad de la información puede tener varias lecturas. Está claro que el móvil se ha convertido en un elemento imprescindible para el periodista actual, facilitándole enormemente el trabajo. Y es innegable la comodidad y posibilidades que aporta al destinatario de la información. Sin embargo, para muchas personas se ha convertido en un objeto imprescindible en sus vidas, llegando a ser esclavos de ellos: ya sea por la necesidad de estar permanentemente en comunicación con los demás, o por “sentirse obligados” a poseer las últimas tendencias, accesorios, etc. Lo que nos lleva a pensar que la tecnología nos facilita la vida, sí, pero siempre hay negocio detrás. Alguien que se hace rico vendiendo humo como ilusión.

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